El río Arrayanes del Parque Nacional Los Alerces, es uno de los puntos más destacados de la región cordillerana. Se trata de un apasionante curso de agua turquesa que interconecta el Lago Verde, con el Futalaufquen. Es un río que serpentea en un marco natural majestuoso. Atrapa tanto a senderistas, como a los ávidos contempladores de la biodiversidad. Conocé más en esta nota de Patagonia Andina.

El río Arrayanes y una intensa experiencia en el Parque Los Alerces
El río Arrayanes es una de las maravillas naturales que se puede disfrutar en el Parque Nacional Los Alerces. Se trata de un curso de agua turquesa que une su naciente, el Lago Verde, con el Futalaufquen. Allí desemboca con toda su belleza. Es una propuesta que atrapa tanto a senderistas como a los amantes de la naturaleza y los experiencias deportivas.
Partiendo desde Esquel, el recorrido hasta el Río Arrayanes es un periplo en sí mismo. Inicia en la Ruta Nacional N°259, con la Cordillera de los Andes en el horizonte. Luego, por la Ruta Provincial N° 71 se adentra en el Parque Nacional Los Alerces, Patrimonio Mundial Natural de la Humanidad. Al llegar a la zona del Cerro Riscoso, pequeños tramos del río Arrayanes se dejan descubrir. Se presentan como trazos turquesa entre la vegetación.
El río Arrayanes, un manantial que moviliza los sentidos
Las aguas del río Arrayanes despliegan un cúmulo de riquezas naturales a lo largo de sus 5 kilómetros de recorrido. Desde la mítica “Pasarela”, que lo atraviesa longitudinalmente, se puede admirar la biodiversidad que habita en sus profundidades.

Este río y sus costas, generosos en colorida biodiversidad, invitan a los visitantes a sumergirse en avistajes sin tiempo. Desde hace algunos años, solo está permitida la navegación a remo. Es una forma de priorizar el cuidado de las márgenes del río, y el silencio como una manera de vincularse con el paisaje de manera responsable y armoniosa.
La aventura náutica en kayak o “gomón” es la más elegida. Esta actividad pone a prueba la percepción de los sentidos.
La espectacular flora que adorna el río
En sus costas, el río Arrayanes es abrazado por numerosas especies. Entre las que se destaca el arrayán rojo o palo colorado. Este árbol fue bautizado por colonizadores españoles, en virtud de la semejanza de sus flores con las del arrayán europeo. La especie, además de darle su nombre al río, con sus flores blancas pinta el paisaje, creando un marco escenográfico imponente.

También se pueden observar especies de coihues, maitenes, cipreses, radales y lauras, que nutren de rica biodiversidad este bosque mixto del Parque Nacional Los Alerces.
En las aguas transparentes, la atención de los visitantes es capturada al instante por el incesante zigzagueo de las truchas. El aire, en tanto, se llena de aves que encuentran su lugar en este sector, no solo por la tranquilidad sino también por la disposición del alimento que el bosque provee. Se impone el cántico del activo chucao, que habitualmente se esconde entre la vegetación.
Hábitat de diversas especies autóctonas
Algunas especies características del bosque, como el monito del monte, el pudú pudú, el gato huiña o el huemul, suelen rehuir a la presencia humana. “Quizás sean ellos quienes nos están observando desde la protección que les brinda el bosque”, aventura una conocedora del lugar, invitando a creer en la magia de un equilibrio natural, que se autorregula majestuosamente.
Cada año, principalmente en verano, parejas, familias, viajeros con mochilas grandes y amantes de los deportes en la naturaleza y el turismo sustentable, eligen el río Arrayanes. Hay que buscar las razones en su fastuoso paisaje y el alto nivel de conservación que le brinda su pertenencia al Parque Nacional Los Alerces.
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